Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.” Mateo 4:10-11
“Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. 44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.” Lucas 22:42-44
Estas dos porciones bíblicas representan dos momentos históricos de la vida de nuestro Señor Jesucristo, en donde sucedieron cosas similares. Mateo 4:10-11 hace referencia al momento en que Jesús es tentado en el desierto después de ser bautizado, al principio de su ministerio. En Lucas 22:42-44, vemos la oración de Jesús en agonía antes de ser entregado para ser crucificado, ya al final de su ministerio. En ambas ocasiones, lo que se ve es la batalla más grande que cualquier persona puede enfrentar en su vida, la batalla de la mente, el desafío de los pensamientos. Cuando intentas hacer lo que fuiste llamado a hacer y los pensamientos no te dejan, cuando no quieres rendirte, pero tus pensamientos te inclinan a abandonarlo todo, estás experimentando la batalla, el desafío de tus pensamientos.
Es interesante que en estos dos momentos de la vida de Jesús se vean ángeles que vienen a ministrarle en su lucha. En Mateo 4, los ángeles aparecen al final de la lucha, donde venció firmemente. Aquí la tentación no comienza sino hasta que Jesús comienza a tener hambre; el enemigo aprovecha la oportunidad de la necesidad para tentarle. Jesús acaba de ser bautizado y aprobado por Dios para comenzar su ministerio, por lo que se encuentra fortalecido para contestar a cada tentación con un “escrito está”. Resiste al diablo, este desaparece y luego llegan los ángeles a ministrarle. Aunque logra vencer, el hecho de que aparezcan los ángeles a ministrarle demuestra que fue una batalla difícil, que había un desgaste mental y emocional en ese momento.
En Lucas 22, el ángel aparece en medio de la oración de Jesús para fortalecerlo porque se ve contemplando la oportunidad de salir de la situación que tendría que atravesar próximamente. En esta ocasión, Jesús no se muestra tan fuerte como la primera vez, en medio de esta batalla. Al rechazar la oferta que le hizo el enemigo en el desierto, al momento que le tentó ofreciéndole los reinos de la tierra si le adoraba, Jesús estaba escogiendo pasar por la cruz. Jesús escogió terminar la carrera, escogió ganar el poder sobre todo reino, pasando por el sacrificio de la cruz. Ahora comienza a arrepentirse y el ángel llega a fortalecerlo para terminar su agonía mental.
Tal vez, en algún momento, tú hayas experimentado un desgaste mental y emocional, y cuando necesitas que aparezcan ángeles aparecen todos los diablos de la vida. Cuando necesitas a alguien que te dé un estímulo, que te bendiga, que te diga “sigue hacia adelante”, llega alguien que te mira y te dice “tú te ves mal”. En vez de recibir la fortaleza que tanto necesitas, recibes todo lo contrario.
¿Por qué solo llega gente que te desanima a tu vida? Solo llega gente que te desanima porque han visto que te has rendido, y no vienen a apoyarte. Cuando decides batallar, te darás cuenta que siempre va a haber alguien que Dios pone en el camino que te va a decir: Tú puedes. Siempre habrá alguien que te dirá “continúa con la decisión”, alguien que te va a dar un segundo aire, que te va a impulsar.
Tal vez, hoy, te encuentras como Jesús en su primera batalla mental, confiado y venciendo, pero estás desgastado. Lo que necesitas hacer ahora es cobrar ánimo porque, después de vencer mentalmente, puedes vencer al mundo, ahora es que puedes ir a hacer los milagros. Ahora que has vencido mentalmente al enemigo en el desierto, puedes ir y ejercer autoridad. No es tiempo de estar cansado, de estar buscando alternativas; aunque estás a punto de rendirte, tú sabes que no hay de otra: Pasas por esta o la pasas, lo haces o lo haces.
Recobra ánimo, recobra fuerzas; en este momento el Señor envía ángeles, gente que ministrara a tu vida. La agonía de tu mente termina hoy; saldrás victorioso, como la primera vez. Los ángeles de Dios te fortalecen, hoy, para que hagas, para que termines la obra que Dios ha dicho que tienes que hacer, y puedas completar tu misión.
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