Daniel 6:16 dice: “Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre”.
Daniel se estaba ganando el favor del Rey, pero sus compañeros que trabajaban para el reino de Darío, se unieron para desacreditarlo buscando de qué acusarlo. No encontraban nada, excepto algo relacionado con su fe y devoción a Dios, entonces acordaron hacer una ley que solo se podía adorar al Rey como si fuera una divinidad, quién hiciera lo contrario, sería condenado. Daniel siguió buscando a Dios y estos funcionarios lo acusaron ante el rey, y aunque el rey quiso salvarlo, no pudo, ya que era una ley irrevocable. Fue condenado al foso de los leones y el rey le dijo: “Tu Dios a quien tú continuamente sirves ¡Él te libre!”.
No solo que Dios lo salvó, sino que luego todo el reino debió honrar al Dios de Daniel por orden del rey. Daniel servía continuamente a Dios y el Señor no lo abandonó. Ante situaciones donde eres acusado o te sientes encerrado y parece no haber salida, el Señor enviará sus ángeles, te ayudará y saldrá en tu defensa para honrar tu fe y tu servicio. Dios a quien tú continuamente sirves, te ayudará con su mano poderosa.
Oremos así:
“Padre, confío, espero y te sirvo con fidelidad, porque se que me vas a librar de toda trampa y acusación injustas que me quieran hacer. Tu me das protección y libertad aunque me quieran hacer daño, lo creo y recibo en el nombre de Jesús. Amén”
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